jueves, 17 de diciembre de 2009

Flavia la de los extraños talentos



El interior del armario estaba oscuro como boca de lobo. Me habían empujado dentro y habían cerrado la puerta con llave. Respiré trabajosamente por la nariz, tratando por todos los medios de mantener la calma. Intenté contar hasta diez cada vez que cogía aire y hasta ocho cada vez que lo soltaba despacio en la oscuridad. Por suerte para mí me habían apretado tato la mordaza contra la boca abierta que los orificios nasales habían quedado libres, lo que me permitía llenar una y otra vez los pulmones de un aire viciado que olía a humedad.

Comienzo del libro Flavia la de los extraños talentos, de Alan Bradley.

Novedad en nuestra biblioteca.

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